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martes, 15 de abril de 2025

La fe del carbonero

 

Esto lo contaba con frecuencia a sus familiares y amigos el grandísimo don Alonso Tostado, obispo de Ávila:


- ¿En qué crees? - le preguntó en una ocasión a un carbonero.

- En el Credo -respondió el carbonero.

- Y en qué más.

- En lo que cree la santa Iglesia Católica.

- ¿Y en qué cree ésta?

- En lo que yo creo.

Por mucho que se empeñó el obispo, no consiguió que el carbonero le respondiera nada distinto de lo anterior. Respondía, además, sin la menor duda o vacilación.

Cuando al sabio obispo le llegó la hora de la muerte un próximo le preguntó en qué creía.

- ¡Como el carbonero, como el carbonero - respondió.



Las flores de mis cerezos

 I


Hace tres años plantamos un par de cerezos en nuestro minúsculo jardín. Les ha costado responder a nuestras expectativas, pero esta primavera, al fin han cumplido con generosidad. Ya sé que las cerezas se las comerán los pájaros, que son aves utilitaristas, pero de la belleza pura, humilde y espléndida de estas flores somos mi mujer y yo los celosos propietarios. 

II
He ido esta mañana al médico que me ha dicho que todos mis análisis han salido perfectos, que todos los indicadores son positivos, que estaba muy bien...
- Doctor -lo he cortado al llegar aquí-, por favor, no añada ahora las palabras fatales.
El hombre se me ha quedado mirando sin comprenderme.
- Quiero decir -le he aclarado- que no añada ahora un «para su edad».
En su mirada he captado que ya tenía estas tres palabras en la boca para lanzármelas al corazón mismo de mi narcisismo.

III
He salido esta tarde a pasear y un joven bien vestido me ha detenido.
- ¡Don Gregorio, qué ganas tengo de hablar largo y tendido con usted!
- Tenemos -le he contestado- toda la eternidad por delante, seguro que encontramos una fecha.
El joven me ha parecido que estaba asustado con el presente y que daba por supuesto que yo compartía sus temores. Pero nos envolvía una luz tan acogedora...
- Mire esta tarde, magnífica, ¿a que bien podría empeorar?
El muchacho ha aceptado que sí.
- Pues nada de lo que puede empeorar está tan mal como parece.

lunes, 14 de abril de 2025

Conversación en la catedral

 I

Ha muerto un grande, Vargas Llosa y las letras hispanas están de luto. Descanse en paz.

II

Recuerdo bien cuando a mis 18 y 19 años descubrí esa bocanada de aire fresco literario que nos llegaba a España desde Hispanoamérica. Cada libro nos garantizaba el descubrimiento de un continente inexplorado. Cuatro chiflados, incultos pedantes, pero que no sabíamos vivir sin leer, los celebrábamos religiosamente porque nos permitían considerarnos iniciados en el mundo de la verdadera literatura. Ha pasado ya mucho tiempo y no he vuelto a leer con aquel arrobo. Allá quedan las mediasluces con las que leíamos La ciudad y los perros, Cien años de soledad, Tres tristes tigres, El recurso del método, Rayuela, Paradiso, Palinuro de México, Terra nostra, etc, etc. Hemos ido enterrando a grandísimos novelistas y con cada uno enterrábamos también, sin ser conscientes de ello, una parte de nuestra hambre. Seguimos necesitados de buenos alimentos, pero ya no sabemos tragar sin masticar, con la voracidad carnívora de un cocodrilo letraherido. Ahora para leer necesitamos mantel, cubiertos, la luz adecuada y notas en los márgenes.


domingo, 13 de abril de 2025

Desconócete a ti mismo

 I

¡Qué impresionante, el Evangelio de hoy! Intenso, subyugador, emocionante... incomprensible en el fondo. ¡En términos estrictamente jurídicos, qué mal defensor fue Jesús de sí mismo! Cualquier abogado de tres al cuarto hubiera hecho un papel mejor.

II

Los filósofos citados más de 10 veces por Mairena son: Aristóteles (11), Nietzsche (11), Sócrates (24), Kant (34) y Platón (40).

Todos ellos son filósofos zetéticos.

III
Conclusiones preliminares de mi última lectura de Mairena:

1. Está en las antípodas de Donoso.

2. Se encuentra en la línea del escepticismo español que inicia Francisco Sánchez (el Escéptico) y llega, en tiempos de Machado, hasta Valera.

3. Si tuviera que resumir en una frase la filosofía de Mairena sería la siguiente: «Desconócete a ti mismo».

sábado, 12 de abril de 2025

Estrechando el cerco

 I

Esto comienza a ponerse monótono. Ayer, en una conversación casual con una persona que vino a visitarme me enteré que mi querido Julián Z. murió el pasado mes de febrero. Sé que tenía amigos y enemigos, pero a mí siempre me trató con cariño. Era mucho más inteligente que yo y, desde luego, me daba mil vueltas con su capacidad de planear sobre el mundo. Gracias a él conocí en el Club Matador de Madrid al torero Padilla y el 14 de octubre del 2015 cené con Kim Phuc, "la niña del napalm". Gracias a él participé en proyectos quiméricos, como el del Club Atlántico, que acabaron en nada pero nos proporcionaron muy buenos ratos de conversación. Gracias a él cuando iba a Madrid sabía que tenía a alguien a quien llamar. 

II

La muerte va estrechando su cerco.

III

Es este un buen momento para recordar «La importancia de vivir», del filósofo Lin Yutang. Nos quedan nuestros libros, fieles compañeros de viaje hasta que la muerte o la desmemoria nos arroje al olvido. 

IV

Me llega el último número de la magnífica revista Turia, que le dedica un soberbio homenaje a Juan Benet. Pero lo que a mí más me ha llamado la atención ha sido un artículo de José Luis Pardo, titulado «Deleuze después de Deleuze», una pequeña joya. Admiro a Pardo, por su inteligencia y esa manera de estar en el mundo, tímida y como apartada, pero que le proporciona una perspectiva singular sobre las cosas. Ve más cosas que nadie.

jueves, 10 de abril de 2025

Mairena se escabulle

 I

Sigo con la lectura, muy lenta, de Juan de Mairena, porque a Machado hay que leerlo a ritmo de paseo peripatético. Si lo lees rápido, pierdes el paso. Un ejemplo: Todos conocemos que Mairena sostiene que «la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero». Pero Mairena no se detiene aquí, sino que añade las respuestas de Agamenón y el porquero, que son estas:

Agamenón: Conforme.

El porquero: No me convence.

Aquí hay mucha miga.

II

He decidido intentar entender a Mairena por sí mismo, es decir, a partir de sus propias palabras, dejando aparte la sombra de Machado. El problema es que Mairena habla mucho, pero no directamente. Siempre está amparado por un "dice Mairena" y quien dice que dice, no es Mairena. Este juego de decires es, ciertamente, machadiano, con lo cual el profesor de gimnástica y retórica que es Mairena se nos escapa. Pero hay que captarlo en su escabullirse. Como ocurre con Sócrates en los diálogos de Platón.

III

No parece casual que Sócrates y Platón sean, con mucha diferencia, los filósofos más citados por Mairena.

IV

"Que Dios nos libre de los dioses apócrifos". Clama Mairena, pero no nos dice a que Dios dirige su deseo.

miércoles, 9 de abril de 2025

Los filósofos y el amor

I
Ayer en la librería Alibri, antigua Herder y, según me aseguró el nuevo propietario, también futura Herder, Juan Claudio Ramón presentó un libro que ha traducido, Los filósofos y el amor, con el capote de Andreu Jaume. Porque la amistad tiene estas cosas, acabé entre ellos, para recordar que la función principal del amor es hacernos soportables las tardes de los domingos (ocurrencia que tomé prestada de Cioran). En primera fila, echándonos rayos de luz, estaba María Campos, la editora. Todo estuvo bien y cuando las cosas fluyen bien uno tacha el día vivido sin pena de que se vaya. Ha estado bien vivido.

II

Decía Juan Claudio Ramon que los españoles, que leemos a Montaigne traducido al español moderno, entendemos los Ensayos mejor que los franceses, que no los traducen. Y quizás, pensé yo, los norteamericanos hayan entendido a Gracián mejor que nosotros. ¿Pero lo que se entiende traducido, se entiende? Dejé ir la sospecha de que la literatura, si es buena, es intraducible. ¿Es traducible García Lorca? ¿Y Quevedo?

III

Tarde amable en Manresa. A la vuelta, Montserrat, recortando su caprichosa orografía nítidamente contra un cielo azul marino, a contraluz, navegando sobre los campos de trigo de un verde fresco,  nuevo y brillante. Solo por pararse a ver su maravilla hubiese merecido la pena el viaje. Otro buen día.

IV

Vuelvo por tercera vez a Juan de Mairena y ahora creo que comienzo a entenderlo. Mejor: comienzo a tener sospechas con fundamento. Mairena es un cínico (en el sentido del cinismo griego) que por miedo al cinismo, que nada sabe de filantropía, se hace escéptico, pero pretende que sus alumnos no sean ni una cosa ni otra, que sena solo zetéticos, buscadores, indagadores, husmeadores de la verdad. ¿De qué verdad? De la verdad de la vída como búsqueda.

V

Andreu Jaume observó que Heidegger apenas utiliza la palabra amor en Ser y tiempo. Según mis cuentas, solo una y en una nota a pie de página que trata de las relaciones del hombre con Dios. Heidegger no parece tener duda de que la angustia es un estado de ánimo más radical que el del enamoramiento, pero nunca razona por qué. En cualquier caso, la prioridad por la angustia marcó durante décadas el devenir de la filosofía europea continental. ¿Pero es evidente que la angustia nos sitúe ante la autenticidad de manera más radical que el amor?

La fe del carbonero

  Esto lo contaba con frecuencia a sus familiares y amigos el grandísimo don Alonso Tostado, obispo de Ávila: - ¿En qué crees? - le preguntó...